De repente, nos encontramos en una situación en la que necesitamos algo con urgencia, pero se demora y se demora, y cuando por fin lo tenemos ante nosotros, ya no lo necesitamos. Entonces, y ante la incredulidad y la desesperanza, pensamos: a buenas horas, mangas verdes…
Esta frase, a la que en España recurrimos tanto, tiene un origen en el siglo XV, y su significado sigue inmutable con el paso de los tiempos. ¿Pero cuando se originó este dicho? ¿Quienes eran los mangas verdes?

En el siglo XV, más concretamente en el año 1476, en las Cortes de Madrigal, e impulsada por la reina Isabel la Católica, se crea la Santa Hermandad, quizás el primer cuerpo policial organizado. Esta institución, heredera de la Hermandad nueva general de los reinos de Castilla y Léon, desaparecida tres años antes, nació con el fin de aglutinar las hermandades existentes en Castilla desde el siglo XI, que luchaban contra los bandidos y los ataques de los nobles. Pagado por los concejos municipales, fue un instrumento para conservar el orden público, así como para perseguir y juzgar delitos realizados fuera de los pueblos o ciudades. Desapareció en 1834, año en que fue sustituida por la Superintendencia General de Policía.

Se dice que en sus inicios, fue una institución que funcionaba bastante bien, puesto que donde la Santa Hermandad actuaba, el número de delitos se veía reducido, y por extensión, el orden público se mejoraba notablemente. No obstante, aunque su jurisdicción sobre delitos era bastante amplia, pues tenía potestad sobre asaltos en caminos, incendios de mieses, viñas, inmuebles, además de asesinatos y otros tantos delitos, su justicia quedaba muy recortada en comparación con las hermandades primitivas.
Pero parece ser que con el paso del tiempo se fue volviendo cada vez más ineficaz, hasta tal punto de que estos «policías» llegaban tarde en la mayoría de las ocasiones, teniendo así los propios vecinos que solucionar el incidente. Por tanto, ante esta falta de inoperancia y excesiva tardanza, se fue acuñando la frase que nos ha llegado hasta nuestros días, «¡a buenas horas, mangas verdes!».
¿Pero por qué se les denominaba mangas verdes? Estos guardias del orden público tenían como uniforme un chaleco de piel, el cual dejaba al descubierto las mangas de una camisa verde. Este elemento característico fue su seña de identidad, pues fue como se conocía popularmente a los cuadrilleros de la Santa Hermandad.
Vía:
- BERMEJOR, MELÉNDEZ, B.; CALLES, VALES, J. Dichos y frases hechas, Madrid, Editorial Libsa, 2001.
- MARTÍNEZ RUIZ, E. «Algunas reflexiones sobre la Santa Hermandad», Cuadernos de Historia, núm. 13, 1991, Universidad Complutense, pp. 91 – 107.
Muy interesante la historia detrás de este refrán! Enhorabuena por tu blog y ánimo para seguir poco a poco divulgando más aspectos sobre Historia, con tanta calidad y variedad como hasta ahora.
Muchas gracias Alejandro, me alegra que te esté gustando el blog. Aquí seguiremos intentando divulgar la Historia!