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La Historia en el cine: El acorazado Potemkin

Hoy vamos a empezar una sección con una mirada diferente sobre la Historia. Hablamos de la historia representada dentro del cine. Dentro de este apartado nos centraremos tanto en el análisis cinematográfico de las obras, como en la supuesta veracidad de los hechos que se narran en su guión.

Comenzaremos con el análisis de El acorazado Potemkin (Sergei M. Eisenstein, 1925), obra cumbre del cine propagandístico ruso posterior a la revolución bolchevique de 1917. La película narra el motín acaecido en el acorazado Potemkin en 1905, obviando una ingente cantidad de datos o moldeándolos a su antojo, todo en pos de los ideales marxistas-leninistas, dividiéndose en cinco capítulos (más adelante escudriñados) como si de una tragedia griega se tratase.

Deberíamos remontarnos un año atrás para contextualizar la narración, exactamente al conflicto Ruso-Japonés originado por la ocupación del primero de la región de Manchuria. Las numerosas derrotas navales del ejército ruso, y las pérdidas económicas de una desastrosa guerra llevaron a la marina a contratar a personal cada vez más inexperto en sus flotas así como a ascender oficiales menos preparados. En este preciso contexto se encuentra el Acorazado Potemkin y sus tripulantes al iniciar la película, cuyos intérpretes, en un atisbo de genialidad de Eisenstein, fueron seleccionados fuera de la profesión, convergiendo la inexperiencia de los actores con la poca destreza de los marineros a representar.

Sin más dilación entremos de lleno la película, cuya magnificencia, influencia e importancia dentro del cine no es fruto de la casualidad, sino de su plausible calidad. Para ello, compartimentaremos la crítica a semejanza del filme, en sus cinco capítulos, advirtiendo si no conoces los hechos que la originan y tenéis intención de visionarla, que os saltéis el último capítulo.

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