A la hora de analizar un suceso histórico, tratamos de compararlo casi de forma inconsciente con la época que nos toca vivir. Es una reacción natural, que nos lleva a cometer errores en el análisis histórico, puesto que dejamos de lado el contexto en el que sucedieron los hechos.
Este error en el análisis se produce por una causa, tendemos a comparar cualquier estilo de vida, ya sea pasado o actual, con nuestro modo de vida occidental y contemporáneo. Esta visión anacrónica supone un estudio del pasado en términos del presente, ignorando así cualquier indagación en el contexto original.
Cuando una persona no estudiosa de la Historia realiza un juicio anacrónico, puede ser irrelevante, primero porque de verdad desconoce el contexto cultural en el que se formó el hecho juzgado; y segundo porque es casi improbable que su análisis “presentista” tenga transcendencia dentro del mundo académico. El problema se produce cuando provienen de historiadores de oficio.
Debe estar conectado para enviar un comentario.